martes, 13 de diciembre de 2011

No hay futuro.



Espero en el mes de junio salir licenciada, y a malas, en septiembre. Y… ¿después qué? Barajo en mi alborotada cabeza una serie de posibilidades, por las cuales no sé decidirme…y he de darme brillo, que los meses pasan muy rápido. La verdad que tampoco hay muchas posibilidades, pero como estoy tan indecisa me parece que son muchas.

Una de ellas sería hacer un máster. Sé de sobra que para nada me va a garantizar un trabajo, y en el caso de que así sea, es bastante probable que no sea de mi agrado. Para empezar tengo que decidirme qué máster hacer. Aunque tengo más que claro sobre qué quiero hacerlo, tengo que decidirme por uno en concreto, lo que no me apetece del todo es volverme a Madrid. Me entra mucha gusilla de hacerlo en Barcelona, pero aunque las tasas de desempleo en todas partes sean bestiales, tengo más posibilidades de empleo en Barcelona que en otras ciudades. Soy carne de cañón para cualquier trabajo en el que se requiera a una chica joven y con un buen físico, y tengo experiencia en todo tipo de curros de mierda: azafata, dependienta, teleoperadora…tampoco olvido cuando hacía la noche, en inventarios de grandes almacenes.  Obviamente hablo de empleos temporales y precarios, (que seguramente también ese sería mi empleo con carrera y máster incluido) de los que estoy más que harta, pero es lo que hay en el capitalismo postfordista. Lo bueno de irme a Madrid es que aunque siguiera estando en un curro de mierda, echaría menos horas y dispondría de más tiempo para mis estudios y mi vida a-social, porque tengo la posibilidad de que el alquiler y los gastos alimentarios los pagaran mis padres, el inconveniente sería compartir techo con ellos.

Otra de las opciones sería quedarme aquí en Granada, o irme a otro sitio, no sé a dónde, e intentar ganarme la vida de otra manera que no se centre en el trabajo asalariado y en la precarización de la existencia. Que sólo tengo 22 años y ya estoy ahogada, cansada de esta vida de mierda. Hay un vacío negro a la hora de hacer proyecciones futuras, incluso a medio plazo. ¿Tiene algún sentido entonces la existencia? El “no hay futuro” no es una simple consigna del punk, son tres palabras que definen a la perfección la postmodernidad. 

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