miércoles, 28 de marzo de 2012

Comienza la cuenta atrás.



Comienza la cuenta atrás. Me queda muy poco, muy poco para terminar la carrera. Me tengo que decidir por uno de los másteres que me hayan admitido, y por suspuesto, pagar la reserva de la plaza. Pagar, pagar, pagar…joder, todo el puto día pagando unas cosas y otras, y encima bastante pasta…Y no hay trabajo, y salen becas, y las becas que se ofrecen son peores que muchos empleos de mierda. Este sábado es el último día para solicitar la beca Santander de prácticas profesionales en Pymes y autónomos. 600 pavos por currar de jornada completa, menudo timo. 600 pavos los gano a media jornada en una cadena de tiendas, por ejemplo, o por lo menos lo ganaba, y de eso no hace tanto tiempo. 

Llevo unos días que no paro, que no saco tiempo para mí y reflexionar sobre mi futuro inmediato. He estado estos meses de atrás pensando en qué hacer durante el verano, sabiendo que dispondré de dinero para poder hacer algún viaje, por modesto que sea, pero ya se me van quitando las ilusiones de la cabeza, porque aunque tenga dinero para hacer algo, ese dinero se esfumará, y el tiempo que ande disfrutando lo estoy perdiendo de ganar más dinero trabajando, y joder, necesito dinero, bastante dinero para los futuros meses.

Quizás tengo suerte y trabajo este verano en un lugar agradable y con buenas condiciones de trabajo, a lo mejor me llaman y me contratan. Pero el contrato es sólo para verano, después tendré que buscar otro empleo, volver a los desplazamientos diarios de una hora en transporte público para ir a estudiar, para ir a trabajar… Joder, Madrid es una ciudad demasiado gris. 

miércoles, 7 de marzo de 2012

Vivir



Si me remonto a unos cuantos meses atrás en el tiempo y me sitúo y me comparo con mi situación actual, me doy cuenta de los cambios tan positivos que ha habido dentro de mí. Sí, reconozco que soy de naturaleza pesimista, depresiva incluso, y de vez en cuando tengo unos subidones de adrenalina que me hacen ver el mundo de una manera radicalmente diferente a cómo lo veía horas atrás, pero también hay etapas vitales más oscuras y otras más luminosas. Ahora me sitúo en una etapa luminosa, me siento más proactiva, estoy más proactiva, aunque todavía me queda todo un camino por recorrer. No sé cual será ese camino, quizás sea tortuoso como en el pasado, pero no tanto, porque  huele a esperanza. También se dan unas circunstancias muy favorables, pero qué es sino vivir, no es más que suerte en muchas ocasiones.

Sigo teniendo miedos y contradicciones como todo ser humano, pero es jodidamente gratificante el haber cicatrizado algunas heridas. Ya no siento tantos escalofríos, ni me quedo paralizada, tampoco quedo indiferente al dolor que se me ha provocado, tiendo a hacer ejercicios de respiración en lugar de autolesionarme…

Estoy empezando a vivir mi vida de una puta vez. 

viernes, 2 de marzo de 2012

Días bonitos.



No hay mejor droga que el buen sexo. He estado una temporada en la que mi vida sexual compartida era inexistente, y en gran medida se debe al estado mental de paranoia en el que he estado sometida en este seco invierno. Paranoia a todos los niveles, y desconfianza hacia todo lo que me rodeaba. Mi vida social no ha llegado a ser inexistente, pero a ratos he rozado la pseudosociopatía.

Pesadillas apocalípticas, como nadar por el atlántico, acercarte a América Latina en un mar y un cielo de un verde oscuro radiactivo. Especulaciones con entes universitarios sobre la Tercera Guerra Mundial, compartiendo ideas para sosegarnos de un miedo irreversible hacia un voraz capitalismo. Quitarte de Internet y de las simulaciones cibernéticas, intentar despojarte de todo contenido bizarro absorbido por las neuronas para que cualquier cosa que vuelvas a ver te pueda llegar a sorprender. Meterte de lleno en los libros y en el trabajo de campo, para reflexionar sobre el mundo de mierda que nos rodea, de cómo la mierda va intoxicando nuestras vidas. Lo bonito de haber rebuscado en la mierda propia y ajena es haber obtenido una calificación de sobresaliente en todas las asignaturas. Y lo feito es que las calificaciones académicas de una institución tan abominable como la universidad te reconforten y te saquen una sonrisa de oreja a oreja y te den un empujoncito hacia la competitividad. Y luego que me rayo, normal, tantas contradicciones atraviesan nuestro día a día que es imposible ser coherente en tiempos tan caóticos. O quizás somos a fin de cuentas hipócritas y nos cuesta asumirlo. Y me vuelve a costar asumirlo, no sé por qué pluralizo.

Pero aquí he venido a hablar de lo bonita que es la vida cuando se folla a gusto. Llevaba…en fin, que ya ni me acuerdo cuanto tiempo llevaba sin follar a gusto (a gusto, no sin follar), más de un año. Y resulta que follé a gusto, muy a gusto. Tan a gusto que estuve como flipándolo los días posteriores. Aunque cuando algo es tan bueno siempre dura poco, por lo menos es lo que me pasa a mí siempre. Follé tan a gusto que los días posteriores me fui por ahí a revolotear a ver si encontraba algo decente con lo que follar a gusto. Llevaba casi medio año sin hacer eso, eso de salir por la calle a ligotear. Y no es que no haya encontrado pretendientes, pero aunque a mí  me falte algún tornillo, por lo menos me quedan todavía unos cuantos, no como a otras personas. Aunque el fin de semana pasado, en medio de un pogo intenté besar a una colega, pero se hizo la loca, que un poco lo está pero como yo, todavía la quedan unos cuantos tornillos. Aunque reconozco que he estado unos días en los que he perdido unos cuantos, porque me he bebido hasta el agua de los floreros y hubo una noche que me metí spiz, y eso que llevaba sin drogarme más tiempo de lo que llevaba sin follar.

Así que tras un invierno depresivo, llega una primavera repleta de sol y buen tiempo, que te permite pasar horas y horas en lugares bonitos, con sonidos bonitos, y con olores bonitos.