jueves, 24 de mayo de 2012

Venciendo al miedo




Hace un año por ahora, empecé a irme a correr al parque. Era algo que nunca había hecho con regularidad y que por aquel entonces comencé a hacerlo. Hubo en paréntesis en verano, por cuestiones de incompatibilidad de horarios y elevada temperatura. A finales de otoño, lo volví a recuperar y hasta entonces es algo que sigo haciendo por las mañanas (no todas). Mi compañera de piso me ha comentado alguna vez de ir juntas, pero cuando yo voy ella no puede, y me ha planteado de ir por las noches. Yo prefiero por las mañanas, y ella continuaba diciéndome que a ella la daba un poco de miedo irse a correr sola por la noche. Por noche me refiero a sobre las nueve o diez de la noche, como muy tarde. Ahora cada vez las tardes son más largas, y el parque a donde voy está al lado de casa y en pleno centro. Puedo llegar a comprender que a una mujer le de miedo ir a según qué horas y por según que sitios sola,  pero hay otra serie de situaciones que me cuesta comprender. Lo que está claro, es que la mujer tiene miedo a múltiples situaciones, y ello termina derivando en una coacción a su libertad, y a persistir en espacios privados o domésticos y por tanto, alejarse de los públicos.

Cuando decidí irme a vivir a Granada, había personas que me comentaban que tuviera cuidado por el Albayzín, que era un lugar “chungo” especialmente de noche, y que su trazado medieval, era un plus a esta situación de peligro. Desde que estoy aquí, ha habido cantidad de noches por las que he paseado sola por el Albayzín y por el Sacromonte y no me ha pasado nada. Me sigue llamando poderosamente la atención que el imaginario social esté impregnado de un prototipo de situación donde tiene lugar la agresión sexual con su correspondiente prototipo de agresor sexual. La noche, la madrugada, en lugares donde no hay gente, y un perturbado persigue y acecha mujeres, las viola, y todo porque está enfermo y tiene que saciarse, porque es un semental.

Las estadísticas que recogen agresiones sexuales están bastantes sesgadas,  ya que la mayoría de las agresiones no acaban en denuncia. Y no acaban en denuncia porque son cometidas por amigos, familiares, conocidos o la propia pareja sexual en la mayoría de los casos. No llevo mucho tiempo revisando informes institucionales o estudios de profesionales, y de momento no he tenido tiempo para leer las legislaciones, pero los conceptos que se utilizan son diversos para establecer una serie de tipologías de violencia: violación, abuso sexual, agresión sexual…en función de la edad, de si hay pollas, penetraciones, tocamientos, sexo oral…etc. Toda una parafernalia de diversos lenguajes que aluden al maravilloso sistema sexual imperante donde el falo es el centro de estos discursos, y cuyo posicionamiento determinará si la agresión es más o menos violenta.  Y es que las pollas son las que dominan la sexualidad. Desde hace casi tres años que viví un segundo parto, cuando he tenido pesadillas se han referido más u otro tipo de cuestiones que me angustiaran; pero hasta entonces, en muchas de ellas aparecían falos larguísimos y muy gruesos, otros a veces se retorcían como gusanos, otros te perseguían por mucho que echaras a correr. Algunos estaban insertos en un cuerpo masculino, otros a veces en cuerpos que no son humanos.

A mí antes también me daba miedo ir sola por según que sitios y a según qué horas, hasta que no fui verdaderamente consciente tras vivir el segundo parto de que el miedo lo he vivido en otros escenarios; y cuando le ha dado por volver a aparecer, la valentía y la rabia han podido con el miedo, y se lo han devuelto a las entrañas del cuerpo masculino con falo; ya sea a través de la palabra, de un gesto, o de mis manos presionándolo en el cuello, cortándole la respiración. 





Aullándole a la luna, aullándole a luna
Vomitona de sentimientos, es lo que hoy mi cuerpo saca de dentro
Reviento de tanto lamento al ver como a niñas les falta alimento
Cuerpos mutilados por la cultura del patriarcado, sin pensar el hombre lo que nos ha quitado
Brujas sanadoras, valientes provocadoras, rompiendo los esquemas que sustentan el sistema
Manos arriba esto es un atraco, que me den lo que en siglos me quitaron
Aullándole a la luna, aullándole a luna
Soy gata de siete vidas, yo solita me lamo las heridas.
Salto por mí ventana, que al caer de pie me enseñó mi mama
Y vamos a ver, que es la que pasa, que en el juego de la vida quien arriesga no gana
Problemas a montones, para cada uno busco soluciones
Con la manada cerca aquí nadie se acerca, y es esa fuerza la que mi puño expresa
La de todas juntas como perras y aullándole a la luna
Tiros al aire, que no se asuste nadie, presencia de mujeres saliendo a la calle
Nuestra historia, con la cabeza alta
La calle y la noche también son nuestras libres de agresiones y ninguna sin respuesta
Ya lo dijeron las perras de Barna, somos muchas, somos tantas, somos muchas, somos tantas, somos somos, cada vez más. Cada vez más, aullándole a la luna. 


domingo, 20 de mayo de 2012

Las ocultas



Por duro que sea lo que descubras acerca de tu vida o de la vida en general, por mucho que al destapar la caja de Pandora te parezca que la realidad es horrorosa o un espanto, es mejor saberEso te permite afrontar el verdadero origen de tus males y dejar de odiarte; además, te capacita para entender mejor la realidad en que vivimos. De otro modo, no puedes buscar caminos de vida diferentes. Estás atrapado, como en la matrix, en inercias, programas mentales, etcétera.



Las ocultas. Marta Elisa de León.

jueves, 17 de mayo de 2012


Para escapar de la emancipación del opresor en nombre del oprimido, es preciso reconocer la complejidad y la sutileza de la ley y desprendernos de la ilusión de un cuerpo verdadero más allá de la ley. Si la subversión es posible, se efectuará desde dentro de los términos de la ley, mediante las opciones que aparecen cuando la ley se vuelve contra sí misma y produce permutaciones inesperadas de sí misma. Entonces, el cuerpo culturalmente construido se emancipará, no hacia su pasado "natural" ni sus placeres originales, sino hacia un futuro abierto de posibilidades culturales.

Judith Butler. El género en disputa.  

miércoles, 9 de mayo de 2012

(Re) aprender


Conocernos mejor a nosotras mismas sólo puede tener aspectos positivos. Comprender el presente a través de una genealogía vital, a través de una catarsis inicial y posteriormente tras todo un (duro) trabajo emocional y también intelectual, (re)aprender.

(Re) aprender que la soledad a veces es deprimente, pero que otras puede ser tu mejor aliada. Re (aprender) que eres valiente, y que te volverás a levantar cueste lo que cueste. Re (aprender) de aquello que se repite, aunque siempre te digas que no quieras que se vuelva a repetir. Re (aprender) que de nada sirve esperar las disculpas, porque no van a llegar.

Aprender a verte al desnudo, aunque ello suponga reencontrarte con el amargo pasado que quisiste olvidar, para no olvidarlo nunca.