lunes, 31 de agosto de 2015

Mañana es festivo


Mañana es festivo, y aunque sea festivo probablemente sea un día como el de hoy o como ayer. Un puente invertido en andar por la casa en chandal, limpiando, fumando cigarros y dejando que pasen las horas mientras miras el mar por la ventana. Mi vida social en está ciudad día a día se va limitando, gente que se marcha, gente que se empareja, gente que te ignora y gente a la que ignoras. En los últimos meses mi poca vida social me frustraba, sobre todo porque al pasar mucho tiempo sola terminas dando demasiadas vueltas a lo que tienes en la cabeza. Llevo unas semanas que ya me da completamente igual, salir o no salir, ver a según que personas o no verlas. Me basta con tener la certeza de que ella me quiere y que yo la quiero a ella, que en ella confío y que ella en mí confía, que puedo ir a su casa si me encuentro presa del pánico, que dejo mi móvil con sonido todas las noches por si en un momento dado ella me necesita. Me basta con un paseo por la playa (cuando el tiempo lo permite), con darme un baño caliente, con cuidar de mis plantas. Me aburre soberanamente según que lugares y según que compañías. Me desquicia sobremanera no poder disfrutar de la música y del baile una noche porque tienes que estar a la defensiva con los acosadores de turno que te molestan y te meten mano. 

Mañana es festivo y no he hecho nada especial por este puente. A ella le mando washups diciéndola que la echo de menos, dándola apoyo en estos días que ha vuelto a su casa por vacaciones y que están siendo tan decisivos en su vida, vacaciones de cerrar heridas y abrir puertas. 

Mañana es festivo y seguramente seguiré con el mismo chándal, con la misma taza de té, con las mismas libretas y con las mismas neuras, fumando cigarros como un carretero mientras miro por la misma ventana al mismo faro de todos los días. 

Mañana es festivo y no me importa lo que anden haciendo o dejando de hacer los hombres con los que me he maltratado aquí o allí. 

Mañana es festivo.

Mañana es festivo, así que mañana hay mucho que celebrar, sea como sea. 


viernes, 28 de agosto de 2015

Conmigo misma y mi deseo.

Una cortesana no debe llorar nunca, no debe sufrir nunca. Una cortesana no tiene el derecho de ser ni sentirse como cualquier otra mujer. Debe sofocar cualquier tipo de sentimentalismo y actuar heroicamente. Así pues, no seas sensible, Liane. El día en que me hice cortesana renuncié a eso que llaman la sensibilidad del alma. Para mí no existen ya los deberes, ni responsabilidad alguna que no sea para conmigo misma y mi deseo. ¡Qué independencia, qué libertad embriagadora! Reflexiona un poco, Liane: basta de principios, basta de moral, basta de religión.
Una cortesana puede hacerlo todo sin máscaras, sin muecas, sin hipocresías y sin temer reproche o censura alguna, pues nada le afecta. Está fuera de la sociedad y de sus mezquindades. ¿La señalan con el dedo? Quizás en otra época, pero no hoy. Vamos, cortesana de pacotilla y corazón tierno, echa esa loca que te está causando tanto daño y no hace más que enredarte.

 Natalie Clifford Barney