Por la mañana
vomité, y luego en las primeras horas de la tarde volví a vomitar. Algo debió
sentarme mal. Estuve sin comer nada el resto del día, y en lugar de quedarme
descansando en casa, me fui a buscarte a los bosques y colinas. Tardé en llegar
una hora caminando, estaba como levitando, de lo cansada que estaba, pero
haberme quedado en casa no hubiera sido buena idea, porque lo único que
necesitaba en aquel momento era estar bajo tus brazos. Pero llegué y tú ya te
habías marchado. ¿Nos volveremos a encontrar?
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