La representación del cuerpo de
la mujer en el siglo XXI se está convirtiendo en una simulación cada vez más
alejada de la realidad que deviene en una especie de muñeca postsexual de
última generación.A lo largo de los siglos y en las
diversas culturas la imagen de la mujer por lo general se ha construido por los
modelos hegemónicos imperantes bajo una mirada patriarcal, pero las nuevas
tecnologías, los medios de comunicación, y los avances industriales han dado a
luz a una imagen totalmente distorsionada de un cuerpo femenino normativo. Sí,
normativo. Las bellezas cada vez son menos reales, por mucho que Dove y su
responsabilidad social coorporativa de mierda nos quiera decir lo contrario.
La exuberancia de Sofia Loren o
de Marylin Monroe (cánones de belleza por excelencia) dista mucho del físico de
una pornstar pasada varias veces por quirófano o de una portada de una revista
de moda con sobredosis de photoshop.
Sofia Loren llegó a Hollywood con pelos en el sobaco.
La simulación del cuerpo de la
mujer como objeto sexual no sólo corresponde a actrices porno en películas,
también la industria del sexo produce muñecas con vello púbico de mujeres
reales, pueden ser fabricadas en función de los gustos del consumidor, el cual
puede elegir color del pelo, tamaño del pecho, color de la piel y de los
ojos...etc., hechas con un silicona que imita el tacto y la consistencia de la
piel y la carne humana. Los fabricantes argumentan que mola mucha más follarte
a una de sus muñecas que a una mujer, porque sólo pesan 4 kilos, no hablan ni
se quejan, no te exigen su placer, puedes hacerles daño y todo tipo de
putaditas que las va a dar absolutamente lo mismo porque son muñequitas. Quizás
lo próximo sea un replicante modelo básico de placer, como Pris de la película Blade Runner.
Beatriz Preciado en Testo Yonki
nos habla de una sociedad postmoderna farmacopornográfica donde el sistema
sexo/género se reproduce a través de hormonas, cirujía plástica y porno
mainstreem. Uno de los paradigmas de esta sociedad farmacopornográfica y que se
ha hecho famosa gracias a Internet es Valeria
Lukyanova, la llaman la Barbie humana, y dice que es una especia de
Diosa y que su físico le ha ayudado a ser famosa y poder divulgar su trabajo
espiritual.
Sus amiguitas están muy buenas y encarnan un canon de
belleza normativo sin adulteraciones. La Barbie no sé muy bien si es un maniquí
o ha salido de un videojuego.
El hentai y el porno hecho por
ordenador nos muestra siempre a jovencitas de proporciones imposibles violadas
por ogros, bestias, monstruos cuyas pollas también son de proporciones
imposibles. Es la culminación de la reproducción de los códigos del sistema
sexual imperante, donde el sujeto activo es el varón y el objeto pasivo la
mujer, un sistema binario que elimina sexualidades múltiples y subversivas que
no entran en dicha estructura. Las relaciones sexuales están dirigidas por el
posicionamiento que adquiera el falo, lo representativo de lo masculino, lo único
que adquiere relevancia del cuerpo del hombre; mientras que la mujer es el
cuerpo en su conjunto.
Desde una perspectiva feminista,
hay artistas que han subvertido la imagen de la Barbie o de las muñecas en
general. Mariel Clayton recrea escenas con Barbies y Kenes desplegando toda una
parafernalia cargada de ultraviolencia cotidiana.
Ana Elena Pena también tiene
Barbies tuneadas que nos muestra con su mirada particular diferentes
estereotipos de la mujer de nuestro imaginario cultural. La de la foto es Miss Silicona, por los pezoncillos derrama esta sustancia que se ha convertido en todo un fetiche a día de hoy.
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