Me niego a vivir en el mundo ordinario como una mujer ordinaria. A establecer relaciones ordinarias. Necesito el éxtasis. Soy una neurótica, en el sentido de que vivo en mi mundo. No me adaptaré al mundo. Me adaptaré a mí misma. (Anaïs Nin)
Estoy en el día 43 de mi ciclo
menstrual y todavía no me ha bajado la
regla. Mis ciclos son largos, pero no tanto. Es imposible que esté embarazada
porque llevo sin tener sexo desde el mes de marzo y lo que me queda.
Han sido unos días difíciles. Los
retrasos menstruales muchas veces tienen que ver con la ansiedad y el estrés, o
eso he visto por Internet. Total, tampoco voy a ir a un ginecólogo, he ido tres
veces contadas en mi vida, por qué iba a hacerlo ahora.
También me cuesta dormir, me
despierto sobresaltada varias veces, tengo pesadillas y cuando me toca
levantarme estoy destrozada porque siento mi cuerpo como si me hubieran dado
varias palizas. Siempre duermo mal, pero estos días han sido peor que otros.
Apenas he tenido vida social
estos días, la mayoría de la gente anda de vacaciones. A ratos he mal comido,
otras veces me he pegado atracones. Apenas he hecho ejercicio físico.
Desde que era niña los periodos de
vacaciones en lugar de alegrarme muchas veces me entristecían. Más tiempo para
pasar en casa, para pasar en familia, para ir al pueblo, algo que detestaba. A
mí me encantaba el colegio, en compañía de mis iguales y el estudio y las actividades
escolares. Al margen del colegio apenas
tenía otros espacios de socialización con niñas y niños de mi edad, dejando a
un lado a mis hermanos, y me resultaba bastante incómodo y me costaba
desenvolverme en otros contextos que no fuera el colegio.
Ahora de adulta me siguen entristeciendo,
porque veo con más claridad que mi rutina me asquea y que mis relaciones
personales son demasiado caóticas. Llega el verano y la gente hace planes con sus parejas y con sus
amigos para hacer escapadas o estancias más largas en la playa o donde sea. Me
suelen asquear las vidas prefabricadas de muchas personas, con sus parejas
estables y sus grupos de amigos de toda la vida, son vidas que me agobian. Pero
que a veces también envidio. Porque nunca he tenido pareja y desde que era
adolescente no he vuelto a tener un grupo cohesionado de amistades. Si hubiera
tenido una vida más tranquila, más predecible, más estable, sin continuos cambios
de residencia y colegio; si hubiera tenido una infancia sin sombras; si mi adolescencia
hubiera sido una época de exploración sosegada, sin intoxicaciones agudas y sin
polvos muy mal echados, si mis compañeros de colegios e institutos me hubieran
aceptado tal como era, sin acosos, ni humillaciones ni escarnios públicos por
ser activa sexualmente a temprana edad y al margen de la monogamia.
Mañana es la Asunción de Nuestra
Señora, uno de los puentes con más desplazamientos que tiene el país. Si mi
situación laboral no fuera tan precaria y tan inestable quizás también me
hubiera escapado a la playa, sola, quizás me lo hubiera pasado bien con algún
guaperas bronceado, quien sabe. De momento me voy, aunque sólo sea de paseo por
esta ciudad que apesta aún siendo fiesta.
La representación del cuerpo de
la mujer en el siglo XXI se está convirtiendo en una simulación cada vez más
alejada de la realidad que deviene en una especie de muñeca postsexual de
última generación.A lo largo de los siglos y en las
diversas culturas la imagen de la mujer por lo general se ha construido por los
modelos hegemónicos imperantes bajo una mirada patriarcal, pero las nuevas
tecnologías, los medios de comunicación, y los avances industriales han dado a
luz a una imagen totalmente distorsionada de un cuerpo femenino normativo. Sí,
normativo. Las bellezas cada vez son menos reales, por mucho que Dove y su
responsabilidad social coorporativa de mierda nos quiera decir lo contrario.
La exuberancia de Sofia Loren o
de Marylin Monroe (cánones de belleza por excelencia) dista mucho del físico de
una pornstar pasada varias veces por quirófano o de una portada de una revista
de moda con sobredosis de photoshop.
Sofia Loren llegó a Hollywood con pelos en el sobaco.
La simulación del cuerpo de la
mujer como objeto sexual no sólo corresponde a actrices porno en películas,
también la industria del sexo produce muñecas con vello púbico de mujeres
reales, pueden ser fabricadas en función de los gustos del consumidor, el cual
puede elegir color del pelo, tamaño del pecho, color de la piel y de los
ojos...etc., hechas con un silicona que imita el tacto y la consistencia de la
piel y la carne humana. Los fabricantes argumentan que mola mucha más follarte
a una de sus muñecas que a una mujer, porque sólo pesan 4 kilos, no hablan ni
se quejan, no te exigen su placer, puedes hacerles daño y todo tipo de
putaditas que las va a dar absolutamente lo mismo porque son muñequitas. Quizás
lo próximo sea un replicante modelo básico de placer, como Pris de la película Blade Runner.
Beatriz Preciado en Testo Yonki
nos habla de una sociedad postmoderna farmacopornográfica donde el sistema
sexo/género se reproduce a través de hormonas, cirujía plástica y porno
mainstreem. Uno de los paradigmas de esta sociedad farmacopornográfica y que se
ha hecho famosa gracias a Internet es Valeria
Lukyanova, la llaman la Barbie humana, y dice que es una especia de
Diosa y que su físico le ha ayudado a ser famosa y poder divulgar su trabajo
espiritual.
Sus amiguitas están muy buenas y encarnan un canon de
belleza normativo sin adulteraciones. La Barbie no sé muy bien si es un maniquí
o ha salido de un videojuego.
El hentai y el porno hecho por
ordenador nos muestra siempre a jovencitas de proporciones imposibles violadas
por ogros, bestias, monstruos cuyas pollas también son de proporciones
imposibles. Es la culminación de la reproducción de los códigos del sistema
sexual imperante, donde el sujeto activo es el varón y el objeto pasivo la
mujer, un sistema binario que elimina sexualidades múltiples y subversivas que
no entran en dicha estructura. Las relaciones sexuales están dirigidas por el
posicionamiento que adquiera el falo, lo representativo de lo masculino, lo único
que adquiere relevancia del cuerpo del hombre; mientras que la mujer es el
cuerpo en su conjunto.
Desde una perspectiva feminista,
hay artistas que han subvertido la imagen de la Barbie o de las muñecas en
general. Mariel Clayton recrea escenas con Barbies y Kenes desplegando toda una
parafernalia cargada de ultraviolencia cotidiana.
Ana Elena Pena también tiene
Barbies tuneadas que nos muestra con su mirada particular diferentes
estereotipos de la mujer de nuestro imaginario cultural. La de la foto es Miss Silicona, por los pezoncillos derrama esta sustancia que se ha convertido en todo un fetiche a día de hoy.
Nada más por hoy. A ver si de nuevo vuelvo a actualizar un poco más el blog, que últimamente tiene poca vida.
lunes, 5 de agosto de 2013
Cuando cae el día y se abre la
noche se despliega un mundo de miedos infantiles: miedo a la oscuridad, al
ruido de un portazo inesperado, al click de un interruptor…
A la mínima saltas.
A veces es necesario revisar que
todo está en orden, y tener la certeza de que no hay nadie ni nada raro a tu
alrededor.
O quizás sí.
Te gustaría que tu habitación
fuera un bunker, para saber a ciencia cierta que nadie va a entrar a invadir el sueño. Te gustaría que durmiera contigo un hombre de espaldas anchas y te
rodeara con sus brazos vigorosos para sentirte segura.
Pero eso da igual, porque esos
mismos miedos se cuelan en tus pesadillas, mientras duermes.