miércoles, 12 de diciembre de 2012

Machismo y sexismo en la publicidad.


Hoy me he metido en Internet y lo que más he visto por las redes sociales son parodias y críticas a un anuncio de Desigual, un anuncio que todavía no he visto en la tele pero si varias veces por Internet para intentar destripar el discurso. ¿Qué el anuncio es tontorrón, frívolo y malo? Pues claro, pero como toda la publicidad. Lo que no entiendo todavía es el revuelo que se ha montado con estos anuncios en concreto.  Lo único que veo de sexista es la obsesión de ir probando modelitos (algo que yo reconozco que hago en privado, y que para ello tengo un espejo más grande que yo en mi habitación).  A lo mejor suena absurdo que tu plan para 2013 sea follarte a tu jefe, aun así mucho  mejor plan que el de otras personas, donde va a dar, yo que de momento por no tener no tengo ni plan de Nochevieja, que ni me importa oiga, ya que desde el año pasado decidí pasar esa noche durmiendo en mi camita y voy a repetir este año.

Las críticas feministoides son bastante superficiales, pero como todo aquello que se exponga a las plataformas de las redes sociales, donde es imposible que se construyan debates interesantes y se expongan de manera coherente un discurso argumentado debido a los límites que imponen las redes sociales por su formato. Leo cosas del estilo: “qué asco da el anuncio de Desigual”, “es sexista y cargado de estereotipos”. Para estereotipos las palabras de tu discurso, que lo único que tienen son cuatro conceptos típicos sin ningún tipo de explicación. Porque de verdad, no entiendo que se arme un escándalo por esto, que se tomen hasta la molestia de hacer parodias. Las parodias que he visto son tanto de feministoides como de machos alfas, cada cual más ridículo.

Quizás vean sexista que las tipas que salgan estén de buen ver (como siempre en la publicidad), nada nuevo. Pero cuando sale el tema del físico y la belleza siempre me pregunto si es que las guapas tienen una vida más fácil o no pueden ser feministas. Esas grandes odas a la fealdad y críticas a lo que se considera bello y normativo que hay desde según qué sectores del feminismo nunca las he entendido ni las he defendido. La libertad de cuerpos y conciencias digo yo que debe llegar a todo el mundo, sean personas feas, bellas, horrorosas o regulares (adjetivos desde un prisma hegemónico, claro). Aceptación de ti mismo por ti mismo (eso lo primero), y tolerancia hacia ti por parte de las demás, así de sencillo.

Estos discursos rancios por parte de feministoides me recuerdan al feminismo antisexo que sigue estando presente en nuestros días, las feministas que quieren prohibir la pornografía y la prostitución amparándose en el conservadurismo y la sexofobia más vomitiva. Además, que ya estoy muy harta de tanta quejica, de tanto lloriqueo, de tanto victimismo, de tanta vanguardia feministoide que dicen que tienen o no tienen que hacer las mujeres. “No quiero tu piropo, quiero tu respeto”, otra cosa que está presente en las redes sociales. ¿Es que acaso hablas tú por todas las mujeres? Me dan ganas de hacerme una página en Facebook que se llame “Quiero tu insulto, no quiero tu respeto” con la foto de una buenorra a cuatro patas y envuelta en correas de bondage.

Para terminar un anuncio que siempre me pareció asqueroso, pero no dio tanto que hablar como el de Desigual.



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