martes, 8 de noviembre de 2011

El sexo, el tiempo y la política en el cuerpo.



Copa de Luna, que nombre más bonito para un objeto que vas a llevar en tus entrañas, en tus entrañas vaginales para ser más exactas. Ya casi ni recuerdo cuándo fue la última vez que alguien entró de lleno en mis entrañas, cuando notas que te están dando en el útero, que sientes su polla en el útero. Es por eso porque las pollas grandes están sobrevaloradas, porque son un bien escaso. Creo que es el único bien escaso existente en el planeta, los otros bienes escasos no son más que un invento liberal.

La Copa de Luna me la trajeron a casa. Recuerdo el momento en el que el mensajero me dio el paquete y tuve firmar. La verdad que habría podido ser el preámbulo de un recurso clásico en el porno, pero simplemente me entregó el paquete y yo firmé, a pesar de que iba con albornoz y lo llevaba medio suelto. Acababa de salir de la ducha y al rato sonó el timbre. No hubo más que perplejidad por su parte, y por la mía, actuaba con total normalidad. A lo mejor la tenía grande, quien sabe.

El caso es que no sé si seré una guarra o es que las copas son así. La lavo cada vez que me cambio, y cuando termino con una regla, la pongo a hervir. A pesar de ello, se puede observar como una especie de cercos, de rastros, pero como si estuvieran tatuados en la copa, no son sólidos. Y los agujerillos donde hace succión se me terminan acumulando milimétricos restos, que no se van ni siquiera metiendo un alfiler. También lo que he notado a ratos con la copa, es que lo que lubrico se queda en la copa y por muy excitada que esté no noto toda la humedad que he de sentir.
El tema de la inmaculada limpieza no me preocupa, ya que eso desinfectado está al hervirlo, lo que me preocupa es que contenga la lubricación. Eso sí, luego te quitas la copa y lo flipas, sobre todo cuando estás con los últimos días de la regla que apenas menstruas, y se aprecian sin problema los flujos vaginales.

Aunque la cuestión que se va a tratar no es sobre la copa de luna, sino sobre mis flujos vaginales, entre otras cosas. Se me hace muy complicado tener una sexualidad tan irregular y tan poco previsible. No me refiero a los contactos esporádicos sino a mi propia excitabilidad. Hubo hace un tiempo, no hace mucho, nació una nueva etapa vital en la que todo lo que había en mi inconsciente afloró y pude ver. Tu pasado se proyecta como en una película, pero a ratos en tu mente, como si fuera subliminal. Entonces comprendes y vuelves a aprender. Quieres y no puedes, o no quieres y puedes. Empiezas a ver la realidad de una manera extremadamente compleja, se te hace complicado seguir las reglas del juego. Incluso las reglas de mi propio juego, que ahora forman parte de mí sólo a ratos. Sí, sólo a ratos. Hay una contradicción completamente inmensa dentro de mí. Creo que no debería existir el tiempo, o la manera en la que lo contabilizamos, debería de haber una forma alternativa. Después de todo, venga lo que venga, o pase lo que pase, mi cuerpo seguirá siendo campo de batalla y a su vez arma de lucha política.

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