Simbiosis inacabada.

Camino de flores podridas que he recorrido y me obceco en seguir recorriendo. Muchas flores hermosas, flores llenas de veneno.Flores que he mirado, que he tocado y que lo seguire haciendo.Hasta que me he atragantado con todo su veneno.

Camisa de fuerza y paredes acolchadas para hacer frente al antídoto. Mechones de mi pelo en mis manos, sangre de mi boca en los dedos, piel que desagarro con mis uñas. Todo ello a un botecito, aliñado con mis lágrimas, para llevar de amuleto.

Y vade retro Satanás, pero aparece la zarza, que me encandila con su luz en este puto desierto, que es el único que parece comprender mi locura, mis gritos ahogados en silencio, gemidos en la clandestinidad de la sinceridad más pura. Desierto. Vacío. Vacío compartido. Desierto de soledad apacible y simbiosis inacabada. Desierto de soledad compartida y simbiosis inacabada.

No logro resolver la ecuación e intento seguir adelante, intento dejar atrás mis flores venenosas, mi celda de aislamiento, mi desierto...y todo ello forma parte de mí, todo ello nace del sufrimiento. Y sigo adelante, hacia el despeñadero...pero estás tú, sonriendo y con los brazos abiertos...y no me dejas que me tire.