Quien me iría a decir que aquel día mientras yo me tiraba horas en una cocina industrial amasando pulpo congelado bajo un chorro de agua para descongelarlo, iba a ser tan decisivo en mi vida. Era el último día de un trabajo por obra y servicio en el que tuve que hacer de todo menos lo que ponía en mi contrato. Fueron apenas días contados, y el último día yo estaba contenta porque cuando terminara de trabajar me iría a despejarme con M por algún lugar de naturaleza simulada a las afueras de Madrid para desintoxicarnos del asfalto y desconectar de nuestros trabajos precarios. No recuerdo muy bien por qué lo que teníamos planeado tuvo que aplazarse y fui directamente a casa de M a estar con ella. Su hija estaba pasando parte del verano con la abuela, así que pregunté a M si podía fumar en casa. Me dijo que sí, que sin problema mientras no estuviera su hija.
- Tú tienes pinta de fumadora.
Ese comentario tan banal abrió paso a una conversación en la cual nos abrimos la una a la otra. M me contó que antes fumaba, y que fumaba mucho, un paquete como mínimo. Y que no sólo fumaba, sino que se tiró su adolescencia y primeros años de juventud con problemas de adicciones. Que se fue a los quince años de su casa, que muchas noches las pasó en la calle al raso… su vida era tan frágil como una tela de araña… Me habló de sus trapicheos en discotecas, me habló también de cómo tras mucho esfuerzo pudo recuperar la relación con su madre, entonces yo empecé a hablarla de mis relaciones familiares, sin poder soltarme del todo, hasta que M dijo la palabra…
- Abusos
De repente fue como si nos trasladáramos a otra dimensión espacio temporal. Ella me miraba fijamente, y yo me quedé callada, temblorosa y con un nudo en la garganta. Algo balbuceé, no recuerdo el qué. Me sentía confusa y algo asustada.
-¿Tu padre?
- No, mi padrastro.
- Mi hermano
- ¿Con el qué convives?
- Sí.
- ¿Continuados?
- Sí.
- ¿Puedo fumarme un porro?
- Puedes fumarte lo que quieras. Y hablaremos sólo hasta donde tú quieras. ¿Lo has verbalizado anteriormente?
- Sí. A una amiga de mi colegio en la última época de cuando aquello pasaba, y a dos hombres con los que tuve una relación.
Hasta ese día nunca había hablado con nadie que había pasado por lo mismo. Me dijo que se puede salir adelante, que a pesar de que esa terrible experiencia nos haya dejado rotas y que después nos hayamos enfrascado en idas y venidas autodestructivas, hay luz al final del tunel. Me dijo que podía irme a vivir con ella, que podía dejar mi casa. Ese acto de generosidad viniendo de una mujer que es madre soltera y que se encontraba en una situación económica delicadísima hizo que por primera vez en la vida creyera en la confianza. Pero yo no podía aceptar, no podía irme de mi casa. Irme de repente de mi casa supondría poner en tela de juicio la armonía familiar, y no estaba preparada para eso. Sin embargo, M me dió fuerzas para hacer las maletas e irme a vivir a otro país, no huyendo sólo del paro, sino de mi hermano.
Creo que desde que M me conocía intuía que algo en mí no iba bien, que algo en mi casa no iba bien. Antes de tener esa conversación decisiva, un día que estábamos juntas me dijo que me veía en una tela de araña, que si quería irme a otro país podía irme, que yo era una persona muy autosuficiente. Esa tarde lloré con ella. Recuerdo muy bien el día que tuvimos que exponer juntas un proyecto de investigación para unas jornadas. Yo llegué ese día destrozada, la noche anterior había sido muy mala. Mi hermano tuvo un accidente muy grave meses antes y esa noche tuvo intensos dolores. El gemía de dolor, mi madre estaba con él en la habitación. Yo estaba en la mía, totalmente fuera de control, no quería escuchar esos gemidos, me venían flashbacks y no podía parar de arrancarme el pelo y de desgarrarme la piel. Me asomaba a la ventana para coger aire, y me agarraba fuerte al alfeízar porque me daban ganas de tirarme. Tengo tres cicatrizes en mi pecho derecho de esa noche. Recordar esa noche meses venidos, me trajo a la memoria otro momento, yo tendría diez u once años. El estaba enfermo, como tantas otras veces y estábamos los dos solos en casa. Mis padres estaban trabajando y yo cuidaba de él. Tenía la fiebre altísima, todo su cuerpo temblaba, espasmos y sacudidas bruscos,y balbuceaba cosas sin sentido, estaba delirando. Yo sentía una especie de miedo, asco y lástima; por momentos pensaba que se estaba muriendo. Le quité la ropa y mojaba su cuerpo con toallas húmedas para que le bajara la fiebre. Llamé a mi madre, que vino más tarde y se fueron en un taxi al hospital.
Desde esa tarde que hablé con M he ido ampliando el círculo, siendo dos amigas más las que lo saben. Y mis dos últimos amantes, con los cuales al igual que M, ya lo intuían. Hace año y medio escribí una carta a una revista feminista online bastante conocida en la que narraba los abusos y sus secuelas, y en la que preguntaba que por qué incluso dentro de los círculos feministas es un tema tabú. A raíz de mi carta escribieron sobre ello en otros dos medios más. Tengo amigos que saben de mi blog, o sabian, no sé si de vez en cuando se meterán por aquí a leerme.
Y piensen lo que piensen, tampoco tengo nada por lo que debería avergonzarme.
1 En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. 2 El estaba en el principio con Dios. 3 Todas las cosas fueron hechas por medio de El, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4 En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5 Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron.
6 Vino al mundo un hombre enviado por Dios, cuyo nombre era Juan. 7 Este vino como testigo, para testificar de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. 8 No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz.
9 Existía la luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre. 10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de El, y el mundo no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, 13 que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.
14 Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. 15 Juan dio testimonio de El y clamó, diciendo: Este era del que yo decía: ``El que viene después de mí, es antes de mí, porque era primero que yo. 16 Pues de su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia. 17 Porque la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo. 18 Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, El le ha dado a conocer.
Juan 1:14
Shadows settle on the place, that you left.
Our minds are troubled by the emptiness.
Destroy the middle, it's a waste of time.
From the perfect start to the finish line.
And if you're still breathing, you're the lucky ones.
'Cause most of us are heaving through corrupted lungs.
Setting fire to our insides for fun
Collecting names of the lovers that went wrong
The lovers that went wrong.
We are the reckless,
We are the wild youth
Chasing visions of our futures
One day we'll reveal the truth
That one will die before he gets there.
And if you're still bleeding, you're the lucky ones.
'Cause most of our feelings, they are dead and they are gone.
We're setting fire to our insides for fun.
Collecting pictures from the flood that wrecked our home,
It was a flood that wrecked this...
... and you caused it...
... and you caused it...
... and you caused it...
Well I've lost it all, I'm just a silouhette,
A lifeless face that you'll soon forget,
My eyes are damp from the words you left,
Ringing in my head, when you broke my chest.
Ringing in my head, when you broke my chest.
And if you're in love, then you are the lucky one,
'Cause most of us are bitter over someone.
Setting fire to our insides for fun,
To distract our hearts from ever missing them.
But I'm forever missing him.
And you caused it,
And you caused it,
And you caused it
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