Una de las cosas que menos me gustan del nerviosismo constante es la falta de concentración, el no poder centrarte a la hora de hacer cosas básicas de la rutina diaria. Puedo pasar horas yendo de un lado a otro de la casa, moviendo cosas de un sitio a otro, fumar cigarros uno detrás de otro; mientras bailan desconexas por mi cabeza las cosas que tengo que hacer. Hacer transferencias bancarias del pago del alquiler y los gastos, mandar un mail a mi jefa, planear el menú de la semana, comprar el billete de un vuelo... algo que podría hacerse en cuestión de una hora se dilata en varias. Quedan diez dias para los exámenes de inglés, los cuales si apruebo obtendré un título. Yo que siempre he sido una estudiante aplicada me está costando Dios de ayuda concentrarme en estos exámanes, que no son precisamente díficiles ni te ocupan tiempo en comparación con el nivel de dedicación y esfuerzo que supone una licenciatura. Los exámenes no sólo suponen lo que son, sino que cierran un ciclo y dan comienzo a uno nuevo, del cual no tengo ni idea de cómo será, y es eso lo que me estresa y no los exámenes en sí.
Desde hace tres años que empecé a ser consciente de las secuelas de los abusos, me he dado cuenta de que el estudio ha sido lo que me ha mantenido a flote, lo que le ha dado sentido a mi vida. Pero la crisis a puesto patas arriba la posibilidad de continuar estudiando y de trabajar en algo de mi agrado, y ahora he de seguir adelante viendo un futuro cada vez más gris. Los estudios me han fijado objetivos y metas de futuro, que se traduce en ganas de vivir, en ganas de ocupar tu tiempo y tu cabeza en cosas que te apasionan. Quizás los propios abusos generaron en mí esa necesidad de cuestionárlmelo todo, y el aislamiento quizás fomentara que me centrara en los estudios y que dejara volar mi imaginación a través de los libros. Creo que si no hubiera tenido esas ansías de aprender y estudiar, probablemente hubiera terminado bastante mal. En mi adolescencia no perdía demasiado el tiempo tras las clases porque quería volver a casa a estudiar. No podía maltratar demasiado mi cerebro porque quería estudiar.
Cuando estuve en España hace un mes, me reencontré con una de mis amigas de la infancia y la adolescencia que hacía años que no veía. Me habló de ella y de otras dos amigas en común, habiendo un paralelismo bastante curioso en nuestros últimos años. Problemas de adicciones, trabajo sexual, relaciones con delincuentes... Creo que nunca he tocado fondo por mis deseos de estudiar y tener una carrera profesional, pero por lo que ella me contaba, ellas sí, sí han tocado fondo. También me pregunto que carajo han tenido que vivir, si ellas también han tenido que vivir con abusos u otro tipo de acontecimientos traumáticos. Sé de V, que abusaba de ella su padrastro, pero ni idea de A y de M. Recuerdo cuando V y M se fugaron de casa y estuvieron un fin de semana sin dar señales de vida, recuerdo cuando estallé de ira y le dí una paliza a V sin venir a cuento llegándole a romper la camiseta, recuerdo cuando estampé contra la pared a A y la estrangulaba, recuerdo cuando A y yo hicimos autostop, recuerdo cuando nos colocábamos con reflex, recuerdo cuando conocíamos a algún grupo de chicos siempre mayores que nosotras y echábamos tardes haciendo el capullo con ellos... Recuerdo esa época entre los 12 y los 14 años. Estábamos desquiciadas perdidas y nadie nos hacia ni puto caso.
Luego yo me mudé a otras ciudades, volví pero no recuperé las relaciones, aunque un día con 16 años estuve con V y me enseñó sus muñecas envueltas en vendas, había intentado sucidarse. También con 16 o 17 ví a C, amiga de la primera ciudad a la que me mudé, también ella con vendas en las muñecas... A veces pienso que quizás de alguna manera he querido mantener esas relaciones al margen, como si tratara de dar carpetazo con el incesto, ya que ver a mis amigas de la infancia y la adolescencia supone de algun modo conectarte con el pasado. No lo sé, es posible.
Pero ahora quiero volver al pasado, quiero bucear en las profundidades del trauma, quiero conocer más para poder comprender, poder entenderme y poder perdonarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario