sábado, 14 de febrero de 2015

Mañanas eternas

Me gusta sentir
que el tiempo se detiene.

Levantarme tarde
y quedarme retozándome en la cama
abriendo y cerrando los ojos,
abriendo  y cerrando la boca,
abriendo y cerrando las piernas…
mientras los rayos del sol se cuelan por mi ventana.

Aquí los días de sol se viven de otra manera,
aprecias la energía que te transmite la luz.

Me gusta poder desayunar tranquilamente
hacerme unas tostadas con tomate, aceite y jamón;
beber zumo de naranja,
asomarme al balcón mientras fumo marihuana y le digo cosas bonitas
al gato del vecino.  

Pasearme desnuda por la casa,
regar las plantas,
perder el tiempo.

Para eso están los fines de semana.


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