martes, 12 de marzo de 2013

Desazón



De vez en cuando el insomnio ocasional aparece, y por muchas vueltas que des entre sábanas no atrapas el sueño, por mucho que suspires, por mucho que te abraces a la almohada. Pero el insomnio ocasional no es más que una pequeña molestia pasajera. Tienes dos opciones: o sigues en la cama y finalmente te duermes por mucho tiempo que pase, o bien te levantas y te pones en actividad. Leer, escribir, navegar…lo que sea con tal de distraerte un poco y conseguir el sueño. Lo malo es el insomnio crónico, pero de ese por suerte hace años que no ha vuelto a mí.

Esta tarde como otras tantas veces, he estado como perdida, absorta del bullicio del centro de Madrid, como un zombi, aislada de mi entorno. Caminas arrastrando tu cuerpo, no son 54 kilos, parece una tonelada. Tu cuerpo pesa tanto que ni lo sientes, pero tu alma levita. Esta tarde he sentido esa desazón que se clava en las entrañas, nudos en el estómago que te quitan el hambre, que te producen nauseas y diarrea. Esa desazón que también te quita el sueño.

Esa desazón que no es más que una sensación de vacío, de soledad, de desamparo. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A ti te estaba buscando yo...

Salva.

Afrodita dijo...

No caigo en quien eres...

Anónimo dijo...

acaso crees que no había una, diez, cien personas sintiendo lo mismo que tu, en las mismas calles, a tu lado.