viernes, 9 de noviembre de 2012

De rave en las Cuatro Torres


Hará ya unas tres semanas cuando iba a coger el autobús que me llevaba a un trabajo precario y temporal con contrato por obra y servicio. Mi lugar de trabajo era una gran superficie situada en una de las Capillas Sixtinas del capitalismo de consumo postfordista llamados megaparks. Este en concreto alberga un gran centro comercial, Carrefour, Ikea, Media Mark… y un largo etcétera de infraestructuras del estilo. De mi casa hasta la plaza donde cojo el autobús paso por un lugar donde la arquitectura postmoderna se eleva casi hasta el cielo para hacerse notar ante todos los ojos de las hormigas urbanas que pueblan esta ciudad tan inhóspita llamada Madrid. Mi cara rancia cambió por una expresión de sorpresa al ver aparcada al lado de las Cuatro Torres una furgoneta tuneada al más puro estilo ravero psicodélico. Como buena azafata llevaba en mi bolso una cámara para hacer el reporte fotográfico que me exigen en mi minijob de turno. Yo que iba algo quemada por tener que realizar tan infame trabajo por cuatro perras, me sacó una sonrisa de oreja a oreja el ver a esa furgoneta multicolor en medio del hormigón, el alquitrán y las frías cristaleras. 




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