- Te esperaba ¿sabes? Lo que te he escrito no era ninguna broma. A partir de ahora tú darás las órdenes. A partir de ahora tú elegirás lo que me ponga. ¿Cuál es tu color preferido? Aún no me lo has dicho. No me hablas, estás enfadado. Bueno, ¡di algo!
- Estás enferma, necesitas tratamiento.
- Si quieres pegarme, pégame.
- No quiero ensuciarme las manos, a la gente como tú no se la toca ni con guantes.
La pianista
No hay comentarios:
Publicar un comentario