Estaba releyendo, releyendo para
variar correspondencia virtual. Qué impersonal es la correspondencia virtual,
lo bonito que era escribir cartas y tunear los sobres.
Lo explicabas como si fuera una
casualidad, pero lo relatabas con demasiada seguridad y naturalidad. Me da
escalofríos que tus palabras parecieran a la vez tan distantes y tan cercanas.
Hace mucho tiempo que no estás,
de hecho, no sé si alguna vez estuviste, pero
mi adicción a la fantasía no para de teñir de estampados multicolor los
recuerdos grises. El autoengaño de alguna manera hace los días más llevaderos.
No sé cuantas veces me habré
preguntado si será el adiós definitivo, pero volvemos a buscarnos como desesperados,
en busca de orgasmos sublimes, en busca
de un abrazo sincero.
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