sábado, 28 de mayo de 2011

DEMOCRACIA SEXUAL YA



Resulta paradójico, que en el propio nacimiento de un movimiento social a gran escala, nos encontremos con la legitimación de ciertas desigualdades sociales al excluir las reivindicaciones de sujetos con unas particularidades específicas, que forman parte de las desigualdades y relaciones de poder ya dadas en una estructura social. Para luchar contra la desigualdad tenemos que tener en cuenta una serie de variables como el género, la etnia, la clase social y la edad. Cada una de ellas posee unas especificidades concretas pero que a su vez están interrelacionadas dentro del mismo marco.

La idea de ser humano, de “hombre”, de ciudadano, hace referencia a un individuo específico, y ello se nos quiere imponer como universal. Un ciudadano varón, blanco, heterosexual y de clase media. La idea de ciudadanía ilustrada ha sido en parte predominante a lo largo del movimiento 15M, pero el universalismo de la ilustración en lugar de ser integrador es excluyente, ya que sólo hacer referencia a una única individualidad.

El ciudadano ilustrado nace con la democracia representativa, es decir, una democracia que no es real, que no está en las manos del pueblo, sino en manos de dirigentes políticos. A lo largo de las jornadas que ha tenido y tiene lugar el movimiento, en todas las asambleas y comisiones nos hemos encontrado con el binomio reformismo-ruptura. De cara a la población que suele encontrarse fuera de los movimientos sociales, el carácter reformista (en parte) del movimiento ha servido para aglutinar a una masa heterogénea pero que a su vez tiene integrada ese concepto de ciudadanía ilustrada y democracia representativa.

La consigna “la revolución será feminista o no será” hace referencia a la ruptura de todo un sistema político y social, para construir una sociedad nueva donde el asamblearismo sea la única forma de política, donde se instaure una democracia de verdad, en la que el propio pueblo sea el que constituya su política, y para que ello ocurra, también se ha de romper con el heteropatriarcado.

El que un sujeto posea una desigualdad específica, y quiera un cambio para sí mismo y sus iguales y también para sus diferentes (porque un término no excluye al otro) hace que ya me posicione como sujeto político. Lo personal es político, no puede quedarse al margen, ya que nuestra identidad y nuestra subjetividad se construyen dentro de una sociedad específica.

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