Me niego a vivir en el mundo ordinario como una mujer ordinaria. A establecer relaciones ordinarias. Necesito el éxtasis. Soy una neurótica, en el sentido de que vivo en mi mundo. No me adaptaré al mundo. Me adaptaré a mí misma. (Anaïs Nin)
sábado, 13 de noviembre de 2010
Rostros mutantes.
La luz del sol atravesaba los huecos de las ramas para dejar huella y poder verse en el agua. Las ondulaciones causadas por el aire en el agua, hacía que se presentara hacía mí un maravilloso espectáculo de luces. Los destellos de la luz del sol en el lago son luces que interactúan con el mismo ritmo que la música que escucho.
De repente, mirando fijamente aquellas ramas, se me presenta el rostro de un zorro. El zorro me mira a los ojos, de una manera amenazadora. El zorro de repente, se hace jabalí, un rostro de jabalí serio y duro, pero no resulta tan amenazante. El jabalí muta a un simpático cerdo, el cerdo pasa a ser un bulldog, el bulldog a ser una vaca, y la vaca cambia a rostro de mono feliz, que se transforma en una cara humana feliz. Pero se convierte en una calavera.
Es una calavera aterradora.
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