martes, 8 de marzo de 2011

Cuerda tensa versus celda.



Me balanceo en una cuerda tensa
donde voy poco a poco hacia un final
que me es imposible de divisar.
Cada vez tengo menos miedo de caerme al vacío,
a veces, hasta tengo ganas de tirarme de cabeza,
y husmear por los infiernos.

En este limbo en suspensión hay una puerta que da miedo,
es muy grande,
tiene aspecto de ser muy pesada,
es de hierro.
Muchas veces entro por esa puerta,
para descansar de la tensión que me produce mantenerme en equilibrio
cuando voy por la cuerda tensa.

En esta celda he encontrado mi propio hogar.
Es una celda oscura, fría, húmeda, de piedra y sólo estoy yo.
En ella me divierto jugando con mi propia esquizofrenia.
Me alimento de mis propios olores que emanan de mi cuerpo.
Mi sudor,
mis meados
y

mis corridas
se han convertido en mis mejores confidentes.
Mi propia locura me embriaga,
me somete a un estado de lo más apacible.
La angustia se desdibuja,
y es calidez.
Aquí estoy a gusto, aquí soy yo, y no cuando voy con cuidado por la cuerda.

Si todo fuera tan fácil como parar la mente, como dejar de pensar.
Las respuestas a las preguntas me van ahogando
pero hay pensamientos que me transmiten mucha paz interior.

Pensar en una botella de vidrio rota, y en yugulares desgarradas y sangrientas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no hay que abusar tanto de la celda fria que puedes enfermar,hay que aprender a andar relajado por la cuerda tensa y aprender a caer cuando es necesario.....


no les des mas vueltas, el ser humano es cutre.... ;-)