Me niego a vivir en el mundo ordinario como una mujer ordinaria. A establecer relaciones ordinarias. Necesito el éxtasis. Soy una neurótica, en el sentido de que vivo en mi mundo. No me adaptaré al mundo. Me adaptaré a mí misma. (Anaïs Nin)
martes, 17 de agosto de 2010
Lolitas.
Los encuentros con viejas amistades son siempre previsibles. Me espera una cena en uno de mis tantos antiguos barrios. La veo, está muy mona, pero sigue siendo igual de prepotente y de infantil. A pasado de ser una choni poligonera a una pseudo Paris Hilton, esta tipa a hecho escuela. Los dos primeros minutos me bastaron para saber que la próxima vez que nos veamos sea probablemente dentro de otros cuatro años, o directamente nunca más.
Qué haces, qué estudias, en qué trabajas, sigues viéndote con estas, qué tal tu familia...y demás explicaciones que esconden interés y preocupación más que cordialidad. Por lo menos sigue existiendo un vínculo de cariño.
Nuestra conversación se centró en dos temas principales, nuestro antiguo grupo de amigas y los hombres. Me gustó que se explaya y diera detalles íntimos de sus últimas conquistas y sus correspondientes neuras. Pero no todo fueron pollas. Recordábamos nuestras andanzas en tiempos de colegialas.
Me impactó lo que me contó de la relación que tuvo con su último novio. Una historia de celos y posesión, de violencia. La química y tensión sexual que había entre ellos le hacia enloquecer, perdiendo totalmente la cordura. Cuando no estaban follando, estaban discutiendo y pegándose. Mi amiga dejo de ver a sus amigos, dejó sus estudios, dejó su gimnasia en la que llevaba desde que era niña; y todo por él. Mientras me lo contaba se me saltó alguna lágrima. Ella estaba rematadamente loca por él. Lo dejaron y ella se pasó meses sin salir de su cama y llorando. Después de tres años no ha dejado de pensar en él. El que me lo contara con tanta naturalidad quiere decir que lo ha superado. Me alegro por ella.
Buscando en nuestra memoria, recordábamos tiempos pasados y a la vez los comparábamos con el presente. Niñas pijas de un colegio de monjas. Ahora, algunas de ellas tienen problemas de adicción a las drogas. Una se ha puesto tetas, otra se ha hecho una liposucción, alguna que otra ya con algún crío, alguna que otra como yo, en la universidad, sin críos, sin novio, y sin abuso (que no uso) de drogas.
Nos acordábamos de las peleas en los vestuarios, la cocaína en los lavabos, las primeras veces que follamos. Niñas con uniforme de falda escocesa, niñas pijas y católicas.
Fuiste la niña de azul
en el colegio de monjas
calcetines y coletas
y estabas loca por Paco.
Exámenes y veranos,
vacaciones... y de Paco,
ni el recuerdo de su sombra
ni el olor de su tabaco.
Eres la chica de Andrés
y has sido la de tantos,
eres la niña moderna
que nunca has roto un plato.
Lola, nena de papá
no trabaja, pasa el rato.
Bares, "Pubs" y discotecas
y así vuelan los años.
Las vueltas que da la vida
el destino se burla de tí.
Dónde vas bala perdida,
dónde vas triste de tí.
Dónde vas triste de tí.
Se fueron los buenos tiempos
la juventud ya se escapó.
Papá ha muerto arruinado
el dinero se esfumó.
¡Pobre! Se encuentra en la calle,
nunca nada supo hacer.
Ahora quema su vida
en "barra americana" de 7 a 3.
Dolores se llamaba Lola.
"Hace la calle" hasta las 6,
pues sin dinero en esta tierra
¡ay, Dolores!, al burdel.
Fuiste la niña de azul
ahora eres la vieja verde.
¡Como se porta la vida...
cuando vales lo que tienes!
Las vueltas que da la vida
el destino se burla de tí.
Dónde vas bala perdida,
dónde vas triste de tí.
Dónde vas triste de tí
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